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Monumento a las mujeres: La alarmante brecha que las invisibiliza en el espacio público

La idea de instalar una imagen de Gabriela Mistral en Plaza Baquedano reabrió el debate sobre el poco reconocimiento urbano que existe por las mujeres que forjaron la historia del país.

Uno de los grandes debates que se instaló en el último tiempo entre algunas autoridades de la Región Metropolitana es sobre la estatua que debe ser erigida en Plaza Baquedano. Con la imagen del general de la Guerra del Pacifico retirada hace un tiempo, tras los constantes actos de vandalización que sufrió durante el Estallido Social, desde el Ejecutivo surgió la idea de instalar en el lugar una imagen de la Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral.

“Me parece súper bien Gabriela Mistral, pero no es excluyente. Encantado de recibirla, pero en la Plaza tiene que estar emplazado Baquedano. No estoy de acuerdo con que se saque a Baquedano de ahí”, manifestó el alcalde de Providencia, Jaime Bellolio, dejando abierto el debate sobre quién debe ocupar esa plaza.

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A pesar de que la poetisa tiene méritos de sobra para ocupar ese espacio público capitalino, en caso de elegirla sería un acto revolucionario e histórico, ya que las plazas y calles chilenas cuentan con muy pocas mujeres reconocidas por la historia.

El Consejo de Monumentos Nacionales, a través del proyecto “Visor Monumentos a Mujeres Destacadas”, confirmó un dato que refleja que la brecha de género existe hasta en el reconocimiento urbano de las mujeres destacadas.  De un total de 621 monumentos registrados en las 16 capitales regionales, solo 29 corresponden a mujeres, es decir el 4,7%. Además, 326 corresponde a conmemoraciones de batallas u otros hechos históricos.

A la hora de hablar de la figura femenina más representada en el espacio público, se pueden   identificar 13 monumentos en conmemoración a Gabriela Mistral, Según el registro, el 55,2% restante corresponde a 16 monumentos en conmemoración a distintas mujeres. Lenka Franulic es de los pocos Monumentos Públicos que tiene dos representaciones en la comuna de Antofagasta.Las restantes conmemoraciones son aisladas en las demás regiones.

“La mujer ha estado invisibilizada de la vida pública en las historias oficiales, porque ese lugar estuvo durante siglos reservado al hombre. La política es masculina y el hogar femenino. En ese sentido, si nos remitimos a la idea más conservadora y primitiva del patrimonio, los monumentos son el acto de visibilizar, en el espacio público, ese ejercicio de poder”, comentó Ninoshka Piagneri, Jefa (s) Archivo Patrimonial de la Universidad de Santiago de Chile, quien aseguró que incluso en esos pocos monumentos existe un estereotipo marcado del rol de la mujer dentro de la sociedad.

“En esos 29 monumentos existe una suposición estereotipada de la representación de la mujer chilena. Trece corresponden a solo Gabriela Mistral (más allá de su relevancia indiscutible) y el resto se distribuye entre educadoras, algunas disciplinas artísticas, religiosas y solo dos a dirigentas políticas. Por ende, dentro de los mismos monumentos femeninos hay una reproducción de lo que suele relacionar con lo femenino: la función educadora, cuidadora y religiosa”, sostuvo la especialista.

RECONOCIMIENTO URBANO

El reconocimiento en el espacio público de las mujeres que aportaron al desarrollo de nuestro país en distintas materias, es una de las tantas luchas que colectivos feministas desarrolla a diario en sus intervenciones. Pequeñas acciones, como cambiar el nombre de calles y estaciones de Metro, podría generar un cambio en cómo vemos y entendemos nuestra propia historia.

“Las calles de Santiago son el reflejo de una historia de la que no somos parte. Es la historia de una élite masculina, militar y colonial. Lo mismo sucede con los monumentos donde cotidianamente podemos observar ese imaginario de próceres, generales y conquistadores”, comentó Javiera Mena, vocera de la coordinadora feminista 8M

Para generar conciencia de este fenómeno urbano, se han realizado una serie de intervenciones ciudadanas para alzar el nombre de mujeres que, sin duda, merecen un reconocimiento en nuestra arquitectura ciudadana.

“Cambiamos los nombres de las estaciones del Metro con nombres de mujeres y disidencias luchadoras y también instalamos pañoletas verdes en los monumentos del centro de Santiago. Así fue que nos dimos cuenta que los monumentos del eje Alameda son en su gran mayoría la reconstrucción de una historia de patriarcas y colonos. Son muy pocos los espacios donde se nos hace parte de esta historia monumental. El único caso es el Monumento a las Educadoras en homenaje a Isabel Lebrun y Antonia Tarrago, a quienes debemos el decreto que permitió que las mujeres entraran a la Universidad. El resto, no son más que vírgenes, santas e incluso ángeles”, sostuvo Javiera Mena.

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